"Hace una semana que no encuentro al amor de mi vida", me dijo preocupado un viejo periodista en el mítico y también viejo Bar Queirolo, en la calle Camaná del Centro de Lima. Yo, una bebé de pecho a su lado, creí que los diablos azules lo estaban cogiendo y que ya empezaba con los delirios. Oh, oh, es hora de irse, me dije, pero como siempre sucede en estas jornadas maratónicas de pisco, la diferencia horaria entre que uno decide arrancar y realmente arranca es en promedio de 180 minutos, con lo cual me quedaban tres horas para escuchar esa congoja cardíaca, que al ritmo de "Voy a perder la cabeza por tu amorrrrr" se fue diluyendo.
Mi pregunta fue rápida:
¿Te quejas porque hace una semana no la ves? (mal pensados!!... me refiero a la mujer de su vida, que se supone aún no conoce).
- Sí, estoy acostumbrado a no estar solo y me jode no tener pareja, al menos para joderla un rato.
Carajo, no se supone que uno se junta para hacer la vida más llevadera?
- Sí, pero joder es mi única forma de querer.
Me cagó el cerebro.
Di el último salud y me dije hasta aquí nomás, no pelearé con un viejo curtido que busca mujer para joder, mientras yo pienso que más bien para seguir jodiendo al mundo entero es que no quiero pareja.
Me alejo, previa escupida de 10 lucas en la mesa solo para dejar claro que mi media res me la pago yo. Indignada, no sé por qué arrobamiento, empecé a contar mis pasos por Quilca mientras traía a la memoria unos versos de Pedro Salinas:
"La forma de querer tú es dejar que yo te quiera.
El sí con que te me rindes es el silencio.
Tus besos son poner los labios para que los bese yo"
Aunque en exceso romántico, seguí pensando en que uno transita por la vida amando a las personas a su manera y entonces, concluí, en que no hay nada más democrático que el amor. Amar o querer del modo en que uno se sienta bien, sin prejuicios, sin apuros y sin futuro.
Mi última forma de amar no se aproximaba a la del viejo periodista que dejé en la mesa, tampoco a la de Salinas, sin embargo en aquella época me sentía plenamente identificada con las últimas líneas de su poema: "Y estoy abrazado a ti sin mirar y sin tocarte. No vaya a ser que descubra con preguntas, con caricias, esa soledad inmensa de quererte sólo yo".
Prendí un cigarrillo, di la vuelta a la esquina y chapé mi Tico -¡bienvenida, realidad!- rumbo a otro lado donde no hubiera que reflexionar tan dolorosamente. Consejo: no beban mientras se depriman o no se depriman mientras beban.
martes, 8 de mayo de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

1 comentario:
Hola, no sé si leerás esto, he encontrado tu blog de forma inesperada, buscando los versos de Pedro Salinas, los he oído por la radio y me he dispuesto a buscarlos, y aquí te he encontrado jejej, bueno solo decirte que me ha encantado tu comentario, de hecho he aprovechado y he echado un vistazo a los otros. Bueno sin otro particular me despido, un saludo de un españolito cotilla.
bokeronpin@gmail.com
Publicar un comentario